SUELOS, MANEJO Y CONSERVACION

 

ÍNDICE

 

 

1.   HISTORIA DE LA EDAFOLOGÍA

 

 

2.   MANEJO DEL SUELO

 

            2.1.      Fundamentos del manejo sostenible de suelos.

 

            2.2.      Efecto de los sistemas labranza sobre las propiedades físicas de los suelos.

 

            2.3.         Efectos de los sistemas de manejo de residuos sobre las propiedades del suelo.

 

            2.4.          Efectos de los sistemas de labranza sobre la incorporación y descomposición de los residuos.

               

                2.5.          Lectura de Manejo de suelos

 

 

3.         CONSERVACIÓN DEL SUELO

 

         3.1.   Principales problemas

 

         3.2.   Planificación

 

         3.3.   Rotación de cultivos

 

         3.4.   Siembra Directa

 

         4.5.   Explorar sinergias

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                

 

 

 

 

 

MANUAL DE SUELOS, MANEJO Y CONSERVACION

 

 

La edafología es una rama de la ciencia que estudia la composición y naturaleza del suelo en su relación con las plantas y el entorno que le rodea. Dentro de la edafología aparecen varias ramas teóricas y aplicadas que se relacionan en especial con la física, la química y la biología.

 

1.   HISTORIA DE LA EDAFOLOGÍA

 

El estudio científico del suelo se origina en el Colegio Geográfico de Rusia, y tiene como precedente al llamado padre de la ciencia rusa; M. Lomonosov (1711- 1765), quien escribió y enseñó sobre el suelo entendido como un cuerpo en evolución más que como un cuerpo estático, pero sin diferenciarlo de un estrato geológico, sin embargo se considera fundador de la pedología al geógrafo ruso Vasily Dokuchaev (1846 – 1903), quien puso los fundamentos de la Geografía del suelo.

 

Su primer trabajo sobre el tema es de 1883, cuando publicó un informe sobre un estudio de campo llevado a cabo en un suelo del tipo chernozem, en el cual aplicó los principios de la morfología a los suelos, describió los principales grupos, esbozó la primera clasificación científica y desarrolló métodos de cartografía sobre la base del trabajo de campo y de laboratorio. En 1886 propuso que la palabra suelo se emplease como término científico para referirse a aquellos horizontes de tierra que casi diariamente cambian su relación bajo la influencia conjunta del agua, aire y organismos vivientes y muertos, introduciendo el concepto geográfico de suelo. Más tarde definió suelo como un cuerpo natural e independiente, formado bajo la influencia de varios factores, de los cuales consideró a la vegetación como el más importante. Se trata para él de un producto complejo, resultado de las interacciones entre los distintos factores geográficos como el clima, la geomorfología, la edad del paisaje (paleogeografía), sin olvidar las plantas, los animales y la roca madre.

 

Sus discípulos Glinka (1867- 1929) y Neustrayev (1874 – 1928) volvieron a recalcar el concepto de suelo como una entidad en sí misma pero con características que corresponden a la geografía donde se desarrollan.

 

Sibirtev elaboró una clasificación de los suelos diferenciándolos en tres grandes grupos el primero de los cuales corresponde a los Zonales, dentro de este grupo se encuentran los lateríticos, eólicos, desérticos, chernozems, forestales, grises, podzoles y de tundra.

La siguiente categoría corresponde a los suelos Intrazonales, en el cual se encuentran los suelos salinos, pantanosos, carbonatados y húmicos. El último grupo corresponde a los Azonales en el cual se hallan los esqueléticos, los bastos y los aluviales.

 

Otro pilar de la Pedología es Marbut (1863 – 1935), geógrafo estadounidense discípulo de William Morris Davis y director de la investigación de suelos en su país. Al tener conocimiento del trabajo de Glinka por una traducción al alemán del texto ruso, decidió

llevar a cabo una traducción al inglés del mismo texto, divulgando así los conceptos de la escuela rusa entre los geógrafos de su país. Marbut sostiene la teoría de procesos múltiples e independientes en la génesis de los suelos. También propuso una clasificación de los suelos consistente en seis categorías, denominadas: órdenes, subórdenes, grupos, familias, series y tipos. Los dos órdenes principales se establecían en relación a la lixiviación de carbonatos, denominando Pedocal a los suelos carbonatados y Pedalfer a los ricos en Aluminio y hierro a causa del lavado de carbonatos.

 

Kellog (1902 – 1980) sucedió a Marbut como director de la investigación de suelos y continuó con sus colegas el desarrollo de la clasificación del suelo sobre la base de los criterios establecidos por Dokuchaev y Glinka.

 

2.   MANEJO DEL SUELO

 

            2.1.      Fundamentos del manejo sostenible de suelos.

 

La calidad del suelo es un concepto basado en la premisa de que su manejo puede deteriorar, estabilizar o mejorar las funciones del ecosistema suelo (Franzluebbers, 2002).

 

El reciente interés en mantener la calidad del suelo ha sido estimulado por un conocimiento renovado de la importancia de la condición del suelo para la sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola y la calidad del medio ambiente. La materia orgánica es un componente importante de la calidad del suelo que determina muchas características como la mineralización de nutrientes, la estabilidad de los agregados, la traficabilidad, la captación favorable de agua y las propiedades de retención (Doran et al., 1998).

 

Según Siegrist et al. (1998) durante muchos años, la fertilidad del suelo ha sido estrechamente asociada con rendimientos de la cosecha. Por esta razón, los métodos agrícolas se han concentrado en la labranza intensiva, altos niveles de mecanización y el suministro externo como medios para incrementar la fertilidad del suelo y los rendimientos de la cosecha. Las desventajas, como la compactación del suelo, la contaminación del suelo y el agua por pesticidas, el decrecimiento de la biodiversidad y el incremento de la erosión como consecuencias de este tipo de manejo, resultan cada vez más evidentes.

 

Mantener y mejorar la calidad del suelo en sistemas de cultivo continuo es crítico para sostener la productividad agrícola y la calidad del medio ambiente para las futuras generaciones (Reeves, 1997).

 

La fragmentación del suelo es el objetivo principal de la mayoría de las operaciones de labranza, para crear en el suelo un ambiente favorable para el establecimiento y el crecimiento del cultivo (Munkholm, 2001).

 

Según Watts et al. (1996) la labranza es una de las principales técnicas de manejo usadas para el control de malezas, la incorporación de residuos, la preparación de la cama de siembra y el mejoramiento de la infiltración del agua o la pérdida de agua por evaporación. La labranza profunda puede ser realizada para mejorar el drenaje y la aireación del suelo, y reducir la resistencia a la penetración de las raíces.

 

La labranza del suelo es crucial para el crecimiento de las plantas y el rendimiento de los cultivos. Los beneficios de una buena labranza incluyen adecuada aireación para el desarrollo de las raíces, buen movimiento del agua en el suelo (infiltración, percolación y drenaje), adecuada regulación de la temperatura del suelo para el desarrollo de las raíces y el crecimiento de las plantas, y adecuada retención de humedad para uso de éstas. Quizás el atributo más importante del suelo, que podría asegurar estos beneficios, es su espacio poroso (Aluko y Koolen, 2001).

 

Según Guérif et al. (2001) la porosidad estructural consiste en los huecos creados por la disposición de los agregados y los terrones debido a la labranza, el clima, y los poros biológicos. Es aceptado generalmente que la porosidad textural (o dentro de los agregados) no es modificada por acciones mecánicas (compactación, fragmentación, etc.).

 

Las propiedades físicas del suelo son factores dominantes que determinan la disponibilidad de oxígeno y movimiento de agua en el mismo, condicionando las prácticas agrícolas a utilizarse y la producción del cultivo. Sin embargo, estas propiedades no escapan de los efectos producidos por los distintos tipos de labranza originándose cambios en el ambiente físico del suelo, con importantes repercusiones en su calidad bioquímica y, por tanto, en su fertilidad (Hernández et al., 2000).

 

            2.2.      Efecto de los sistemas labranza sobre las propiedades físicas de los suelos.

 

Según Franzluebbers (2002) la superficie del suelo es una interface vital que recibe muchos de los fertilizantes y pesticidas aplicados a los cultivos, recibe el impacto intenso de las lluvias, y divide el flujo de gases dentro y fuera del suelo.

 

Los patrones de mecanización desarrollados en los sistemas convencionales de labranza, sobre todo las rastras de discos, provocan la desagregación del suelo y aceleran la oxidación de la materia orgánica, ocasionan además la aparición de capas de suelo pulverizado en la superficie para procurar una "cama apropiada" para las semillas y capas endurecidas en niveles más profundos, principalmente por la presión que ejercen los implementos. Estas capas contribuyen a aumentar la degradación del suelo, limitando la penetración de las raíces, del agua y del aire, restringen la zona de nutrición de las plantas y por ende, disminuyen la capacidad productiva de los suelos e incrementan los requerimientos de potencia (y el consumo de combustible) de las máquinas encargadas de preparar los suelos.

 

En África, la labranza de suelos con vertederas o discos está reduciendo la calidad del suelo afectando la sostenibilidad de los sistemas agrícolas. Más frecuentemente, la labranza se realiza en suelos con bajos contenidos de materias orgánicas y nutrientes, y con peores propiedades físicas. La forma en que los suelos son cultivados hoy necesita ser reevaluados. Las prácticas alternativas de labranza pueden promover el mejoramiento del suelo en términos de contenido de carbón y agregación (Mrabet, 2002).

 

Las prácticas agrícolas con el uso intensivo de la maquinaria y bajos ingresos de materia orgánica provocan deterioro de la estructura del suelo y su compactación (Barzegar et al., 2000). Según Guérif et al. (2001) los sistemas de labranza influyen directamente el contenido de materia orgánica del suelo y la estabilidad de los agregados. Dimanche y Hoogmoed (2002) encontraron que las gradas de discos causan excesiva pulverización y formación de sello bajo la lluvia.

 

Siegrist et al. (1998) reportaron los efectos del manejo orgánico y convencional del suelo en un ensayo de campo a largo plazo realizado en Suiza. La densidad de lombrices de tierra, así como la diversidad de la población, era significativamente mayor en las parcelas orgánicas que en las parcelas convencionales. Igualmente, la estabilidad de agregados en las parcelas orgánicas era significativamente mejor, lo que significa que la susceptibilidad a la erosión es mayor en parcelas cultivadas convencionalmente.

 

Una de las consecuencias principales del uso intensivo del suelo es la compactación debido al tráfico animal o de la maquinaria. La compactación puede ser definida como el aumento en la densidad (o la disminución de la porosidad) del suelo (Arvidsson, 1998). Bajo estas circunstancias la densidad puede alcanzar valores críticos que impiden a las raíces de las plantas penetrar el suelo. La susceptibilidad de los suelos agrícolas a la compactación conduce en muchos casos a bajos rendimientos agrícolas como resultado de sus efectos en el crecimiento de la planta y el movimiento del agua en el suelo (Quiroga et al., 1999).

 

La labranza modifica las propiedades físicas e hidráulicas de la capa arable y de la superficie del suelo, mientras que las propiedades de la superficie del suelo son modificadas por el humedecimiento y el impacto directo de las gotas de lluvia. El grado en que estas propiedades son modificadas es función de la estabilidad de los terrones, y de la cantidad de energía recibida de la lluvia. La desintegración de los terrones y la reorientación de las partículas en la superficie del suelo provocan la formación de áreas con baja permeabilidad por costras y sellos responsables del decrecimiento de la capacidad de infiltración. La seriedad de este fenómeno está fuertemente relacionada con la textura y la estructura del suelo.

 

Hernández et al. (2000) estudiaron varios sistemas de manejo de suelos, obteniendo como resultado que el suelo tratado continuamente bajo la forma convencional (cuatro pases de gradas de discos cada año) tuvo menor porcentaje de macroagregados estables y en consecuencia una mayor tendencia a la autocompactación superficial, que las áreas tratadas con siembra directa o la sabana no labrada, por lo cual el objetivo de crear una mayor aireación en el suelo con la labranza se pierde rápidamente al humedecerse el mismo.

 

Usualmente, la densidad de los suelos labrados decrece mientras el implemento de labranza compacta el suelo debajo, creando, después de repetidas operaciones, una capa de aradura que limita el flujo de agua y la penetración de las raíces (Carter y Colwick, 1971; citados por Gómez et al., 1999). Este problema es más crítico cuando se utiliza la rastra (grada de discos), lo que provoca que la mayor densidad de masa radical se encuentre en los primeros 20 cm del suelo (Marcano et al., 1994).

 

La compactación, particularmente por debajo de la profundidad de 10-15 cm, tiene una influencia importante en el crecimiento del cultivo en condiciones de humedad. Mucho de este efecto es asociado con la aireación limitada y las inundaciones resultantes del deterioro estructural que restringe la dimensión, la continuidad y el volumen de la porosidad (Gómez et al., 1999).

 

Según Araujo et al. (2002) la permeabilidad fue el parámetro que demostró una diferencia entre los sistemas de preparación de suelos. Este autor reporta valores de infiltración más altos con el uso de escarificadores (283,9 mm/h) en comparación con la siembra directa (182,7 mm/h) o el uso de arados de discos (177,6 mm/h) y azadas rotativas (179,1 mm/h).

 

Según Rivas et al. (1998) la resistencia mecánica del suelo sometido a la labranza mínima es mayor que bajo labranza convencional (incluye cinco pases de rastras), debido a que con ésta última el suelo se disturba, por lo que la resistencia a la penetración es menor. Con la labranza convencional se produce un incremento de la densidad del suelo a los 80 días, en comparación al momento de la siembra, lo que confirma que la densidad y la geometría de los poros son inestables en el tiempo.

 

Los sistemas de labranza conservacionista tienen ventajas sobre los convencionales, puesto que permiten proteger los recursos naturales (Uribe y Rouanet, 2002). Desde el punto de vista del almacenamiento de agua en el perfil de suelo, se produce un efecto positivo de los sistemas conservacionistas, especialmente si se dejan residuos postcosecha, sobre todo cuando se dan condiciones de baja precipitación y mayores requerimientos de agua del cultivo. La técnica conservacionista que no mantiene residuos sobre el campo no es mejor que la labranza convencional en cuanto a su capacidad de retener agua en el suelo.

 

Quiroga et al. (1999) reportan que con la labranza convencional, el máximo contenido de humedad fue encontrado en la zona de mayor impedancia y la variabilidad espacial de la resistencia fue mayor que en los suelos bajo sistemas de gestión más conservativos. Estos parámetros están relacionados con la densidad, la porosidad y el estado estructural del suelo.

 

Los sistemas de labranza reducida y de no inversión del suelo son preferibles para la agricultura orgánica (Munkholm et al., 2001).

 

            2.3.      Efectos de los sistemas de manejo de residuos sobre las propiedades del suelo.

 

Los residuos de plantas son la mayor fuente de energía y nutrientes para los microorganismos heterotróficos en los agroecosistemas, y afecta las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. El crecimiento de la biomasa microbiana en los residuos aumenta el movimiento de la materia orgánica del suelo, a través de reacciones concurrentes de inmovilización, mineralización y estabilización. Estos procesos fundamentales ayudan a mantener el ciclo de nutrición de las plantas y es importante para la conservación de la materia orgánica del suelo a largo plazo, a través de la producción de precursores de sustancias húmicas. La formación de sustancias orgánicas estabilizadoras de la estructura del suelo depende, principalmente, de la incorporación de residuos y de las prácticas de manejo de suelos (Voroney et al., 1989).

 

El manejo de los residuos agrícolas puede ser clasificado en cuatro categorías principales basado en la ubicación final de los residuos: encima de la superficie del suelo, parcialmente incorporado en el suelo, completamente incorporado, y completamente eliminado (Klavdiko, 1994).

 

Los residuos de cosecha dejados en la superficie del suelo al parecer limitan la evaporación, el sellado del suelo y el encostrado en América del Norte y del Sur, así incrementan la infiltración y limitan la erosión (Guérif et al., 2001).

 

El sellaje de la superficie inducido por la lluvia transforma la superficie de un suelo estructurado en una capa con alta densidad, baja porosidad y baja conductividad hidráulica comparado con el suelo subyacente (Moore, 1981; citado por Zhang et al., 2001).

 

Wan y El-Swaify (1999) encontraron diferencias significativas en la densidad del suelo al comparar los tratamientos con cobertura del suelo (mulch) y sin ésta, lo que muestra que la compactación y el sellaje de la superficie son inducidos cuando el suelo es expuesto al impacto de la lluvia. La resistencia mecánica se puede incrementar por el sellado del suelo como resultado de las lluvias y las sequias (Guérif et al., 2001).

 

Según Arvidsson (1998) el contenido de materia orgánica tiene una influencia mayor que la distribución de tamaño de partícula en las propiedades físicas del suelo y el rendimiento de la cosecha en respuesta al tráfico del campo. La materia orgánica disminuye la densidad y el grado de compactabilidad, incrementa la porosidad y el contenido de aire del suelo después de la compactación. Bajo condiciones similares de tráfico, el rendimiento de la cosecha es mayor en suelos con alto contenido de materia orgánica que en suelos con poca materia orgánica.

 

Cabrera et al. (1999) reportan el efecto positivo de la incorporación de cachaza (residuo de la producción industrial del azúcar de caña que contiene materia orgánica y nutrientes) sobre las propiedades físicas de un vertisuelo y el rendimiento de la caña de azúcar. La aplicación de este residual orgánico favoreció la microagregación y la estructuración del suelo, incrementó el volumen de aireación y la infiltración del agua, propiciando mejor desarrollo y mayor rendimiento del cultivo.

 

Etana y Comia (1995), citados por Arvidsson (1998), estudiaron cuatro suelos y encontraron índices de compresión más altos a contenidos de arcilla más altos, mientras al aumentar la materia orgánica éste índice disminuyó.

 

El arado y la quema de los rastrojos han sido, históricamente, los procesos más degradantes de la civilización humana. La labranza del suelo y la quema de los rastrojos de las cosechas podrían ser hoy un problema superado si se lograra comprender mejor el efecto negativo de estas formas ancestrales de trabajo (Crovetto, 1997, citado por Prause y Soler, 2001).

 

La quema de residuos es reconocida como una práctica de manejo en sistemas de cultivo, y es usada como un medio de reducir los residuos de cosecha en la superficie del suelo, asegurando que las operaciones de labranza no sean restringidas por éstos (Valzano et al., 1997).

 

Efectos directos de la quema de residuos son los cambios que ocurren durante el fuego, en el cual el fuego o la ceniza afectan directamente propiedades particulares del suelo (nutrientes, humedad, materia orgánica, microorganismos, dispersión de la arcilla, estabilidad de agregados y propiedades hidráulicas). Entre los efectos indirectos tenemos erosión, reducción de la materia orgánica y baja estabilidad de los agregados que pueden ocurrir, a largo plazo, cuando la superficie del suelo es expuesta a los efectos del viento y el agua, y los niveles de materia orgánica son reducidos (Valzano et al., 1997).

 

En la Provincia del Chaco, Argentina, se observó estancamiento de la producción, agotamiento y erosión de los suelos en las chacras o predios algodoneros, como consecuencia del monocultivo, de la quema de los rastrojos y del exceso de labores culturales (Quant Bermúdez et al., 1967, citados por Prause y Soler, 2001).

 

En esta zona algodonera se observan con frecuencia rastrojos en pie hasta los meses de junio-julio, los que son destruidos por sucesivas pasadas de rastras de discos. Esta forma de trabajo dificulta el picado de los residuos de cosecha y trae aparejado dos problemas fundamentales: 1) desde el punto de vista fitosanitario, los rastrojos son el refugio de las principales plagas del algodonero, y 2) desde el punto de vista del suelo la eliminación de los rastrojos lo desprotege, y el exceso de labranzas con implementos de disco afecta profundamente su estructura, facilitando la formación de costras (Prause y Soler, 2001).

 

En el cultivo de cereales, en Chile, la quema de rastrojos antes del próximo cultivo es un manejo habitual. Problemas de contaminación ambiental y pérdida de nutrientes, y los riesgos de incendio y de erosión por la presencia de suelo desnudo, hacen poco aconsejable esta práctica. La cubierta orgánica facilita la infiltración y conservación del agua en el suelo, asegurando un mejor estado hídrico para los cultivos; es una fuente de liberación de nutrientes y disminuye la erosión hídrica y eólica. Por ello es aconsejable dejar el rastrojo sobre el suelo y evaluar alternativas de manejo de la paja distintas a la quema (García de Cortázar et al, 2003).

 

            2.4.      Efectos de los sistemas de labranza sobre la incorporación y descomposición de los residuos.

 

La descomposición de los residuos orgánicos está regulada por una serie de factores que determinan el tipo de descomposición y de humus que se forma (Cairo y Fundora, 1994). Entre estos factores tenemos el tipo de residuo orgánico, la reacción del suelo, la temperatura, la relación agua-aire y el tipo de microorganismo que actúa en el proceso, por lo que resulta muy importante el tamaño a que son triturados los residuos y la profundidad de su enterramiento.

 

Según Anger y Recous (1997) la dinámica de la descomposición de residuos de plantas en el suelo es compleja y controlada por muchos factores, incluyendo: disponibilidad de agua y nutrientes, temperatura, naturaleza física y química de los residuos, tipo de suelo y contacto suelo-residuo. Las características de los residuos de plantas (dimensiones de las partículas, naturaleza bioquímica, geometría, daños superficiales) y las propiedades físicas del suelo (textura, distribución y tamaño de agregados y poros, contenido de agua) pueden ser importantes factores que controlen el contacto suelo-residuo.

 

La superficie de los residuos expuesta a la descomposición puede variar, de acuerdo a la dimensión de la partícula y la localización de los residuos, las cuales pueden ser alteradas por las operaciones de labranza y cosecha. Un incremento de la tasa de descomposición es observada cuando los residuos de cosecha estan en el suelo o cortados finamente en comparación con los residuos intactos (Angers y Recous, 1997).

 

Según Guérif et al. (2001) la labranza tiene efectos directos e indirectos en la descomposición de los residuos. La labranza afecta directamente la fragmentación y distribución de los residuos, e indirectamente las condiciones ambientales en las cuales éstos se descomponen. Las operaciones de labranza interactúan con el clima (lluvias, régimen térmico, etc.) para determinar las subsecuentes condiciones del suelo en las cuales estos procesos ocurren, y crea una estructura específica de la cama de siembra que afecta las propiedades físicas alrededor de los residuos.

 

La elección de prácticas eficientes de labranza requieren la consideración de los factores biofísicos relacionados con la descomposición de los residuos, la forma en que la estructura determina las condiciones físicas del suelo y cómo las operaciones de labranza actúan sobre la estructura del suelo y la distribución de los residuos de cosecha (Guérif et al., 2001).

 

El sistema de labranza de suelos (tiempo, profundidad, tipo e intensidad de labranza) afecta la incorporación de residuos de cosecha y la velocidad de descomposición de la materia orgánica (Etana et al., 1999).

 

El corte de los residuos y la labranza del suelo influyen sobre algunos factores físicos y biológicos del suelo, que afectan la descomposición de los residuos. El corte de los residuos cambia la distribución de las dimensiones de los residuos y su superficie específica en contacto con el suelo (superficie por masa de los residuos), mejorando la colonización microbiana y el intercambio de agua y nutrientes con el suelo circundante (Fruit et al., 1999, citados por Guérif et al., 2001).

 

La descomposición de los residuos ubicados en la superficie es a menudo más baja que cuando son incorporados en el perfil de suelo (Ghidney y Alberts, 1993; citados por Franzluebbers, 2002), debido a que la humedad es inferior a la óptima. La profundidad de labranza determina la máxima profundidad a la cual los residuos de las plantas son incorporados en la capa arable del suelo, y por consiguiente afecta la distribución vertical del carbono y el nitrógeno orgánicos en el suelo (Etana et al., 1999).

 

La cantidad de agregados estables al agua (> 0,25 mm) se incrementa con el incremento del carbono orgánico en el suelo y disminuye con el incremento de la energía de rotura de los agregados (Watts y Dexter, 1997).

 

La aradura disminuye el contenido de materia orgánica en las capas superficiales por la incorporación de los residuos en el suelo y la aceleración de la descomposición por el ataque microbiano como resultado de la rotura de los agregados (Green et al., 1995, citados por Stemmer et al., 1999).

 

La estructura del suelo determina las condiciones físicas alrededor de los residuos. La estructura afecta las transferencias de agua, gas y calor, la resistencia mecánica y el contacto suelo-residuo (Guérif et al., 2001).

 

Según García de Cortázar et al. (2003) la temperatura a la que es sometido el rastrojo de trigo tiene un efecto significativo en la cantidad de rastrojo descompuesto. La cantidad descompuesta se incrementó a medida que aumentó la temperatura media a la que fueron sometidos los rastrojos. En los meses con la temperatura media más baja, el material presentó la menor tasa de descomposición.

 

La conservación o mejoramiento del recurso suelo en el largo plazo es condición necesaria para la sostenibilidad de un agroecosistema, y en ese sentido es imperativo mantener la materia orgánica del suelo, la cual es factor determinante de la porosidad y por lo tanto de la capacidad de infiltración, retención de humedad, resistencia a la erosión hídrica y eólica, y es fuente básica de fertilidad química (Izaurralde et al., 2000).

 

Los contenidos de materia orgánica del suelo son de vital importancia para proveer energía, sustratos y la diversidad biológica necesaria para sostener numerosas funciones del suelo. El concepto "calidad del suelo" reconoce la materia orgánica del suelo como un importante atributo que tiene un gran control en algunas de las funciones claves del suelo (Doran y Parkin, 1994, citados por Franzluebbers, 2002).

 

La cobertura del suelo con residuos de cosecha (crop residue mulching) puede ser definida como una tecnología por medio de la cual, en el momento de la emergencia del cultivo, al menos el 30 % de la superficie del mismo es cubierta por los residuos orgánicos de la cosecha previa. Es una tecnología que combina efectos de conservación y de productividad. Su potencial de conservación depende de la presencia de residuos de cosecha como cobertura. Esta cobertura provee una capa protectora a la superficie del suelo que es efectiva en la detención de la erosión y en el mejoramiento de la ecología del suelo (Erenstein, 2002).

 

La figura 1 muestra el efecto de conservación del suelo por la cobertura de residuos de cosecha. La cobertura aporta materia orgánica, la cual hace más estables los agregados y estimula la fauna del suelo; reduce el impacto de la lluvia y el sellaje de los poros, lo que junto al incremento de los poros biológicos ocasionados por la fauna del suelo, favorece la permeabilidad. Esta mayor permeabilidad, y la disminución de la escorrentía por las barreras de residuos que permanecen sobre la superficie, contribuyen a la infiltración del agua, con resultados favorables para el cultivo y el suelo. Al existir menor desprendimiento de partículas de suelo, y menor escorrentía, disminuyen los procesos erosivos.

 

 

 

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Fig. 1. Efecto de la cobertura de residuos de cosecha sobre el suelo (Erenstein, 2002).

 

Para controlar el escurrimiento en Córdoba, Argentina, se necesitan 4000 y 8000 kg/ha de residuos de cosecha en la superficie del suelo, mientras en la Región Semiárida Pampeana son suficientes 1000 a 4000 kg/ha para reducir el golpeteo de la gota de lluvia (Marelli et al., 1984; Glave, 1990, citados por Giordano et al., 1998).

 

Una forma de evidenciar la relación entre la materia orgánica y la estructura del suelo es a través del estudio del efecto de diferentes intensidades de labranza y la cobertura con residuos vegetales sobre las propiedades físicas del suelo (Hernández et al., 2000).

 

Según Quiroga et al. (1999) el decrecimiento del contenido de materia orgánica como consecuencia del uso intensivo del suelo lo hace más susceptible a la compactación. Valores altos de compactación y baja conductividad hidráulica se corresponden con bajos contenidos de materia orgánica. Bajo la labranza convencional, el mayor contenido de humedad se encontró en la zona de mayor impedancia y la variabilidad espacial de la resistencia fue mayor que en los suelos bajo sistemas de manejo más conservativos.

 

La materia orgánica afecta la estabilidad estructural y la compactación del suelo. Influye sobre las características de retención de agua por sus efectos en la estructura del suelo, y también porque puede absorber agua debido a su naturaleza coloidal (Quiroga et al., 1999).

 

La estabilidad de los agregados puede ser un indicador clave de la resistencia de los suelos tropicales a la erosión (Bryan, 1968; De Vleeschauwer et al., 1978; Bryan et al., 1989, citados por Chappell et al., 1999). Entre las propiedades del suelo que han mostrado que afectan la estabilidad de los agregados se incluyen la textura, el contenido orgánico (materia orgánica o carbón orgánico), la mineralogía de la arcilla y la presencia de agentes químicos dispersantes (Chappell et al., 1999).

 

Davidson et al. (1967), citados por Quiroga et al. (1999), encontraron que en suelos con textura similar, los valores de compactación máxima varían considerablemente en relación con pequeños cambios en el contenido de materia orgánica producidos por diferentes técnicas de manejo de suelos.

 

La relación entre la susceptibilidad a la compactación y el contenido de materia orgánica permite evaluar diferentes tratamientos de suelo y grupos de suelos de acuerdo con su uso. Los suelos vírgenes con alto contenido de materia orgánica son menos susceptibles a la compactación; sus densidades son bajas; y alcanzan valores máximos de densidad a niveles más altos de humedad que los suelos bajo cultivo o rotación (Quiroga et al., 1999).

 

Parámetros e indicadores para evaluar el efecto de los sistemas de manejo sobre las propiedades del suelo.

 

La infiltración es el parámetro que mejor califica el desempeño de los sistemas conservacionistas con relación a las pérdidas de suelo (Araujo et al., 2002). Se realizan varias réplicas de mediciones de infiltración, calculando la infiltración acumulada en una hora y velocidad de infiltración final.

 

La resistencia mecánica del suelo y la densidad aparente son variables que miden el grado de compactación de los suelos y, además, tienen un efecto determinante sobre el desarrollo radicular y el movimiento de agua y aire (Rivas et al., 1998).

 

La resistencia a la penetración es un buen índice pare evaluar problemas de restricción en el desarrollo radicular de las raíces de los cultivos, por la presencia de capas compactas y/o baja porosidad. Esa resistencia no es propiedad particular del material, sino que es la suma de los efectos de diferentes características y propiedades, tales como densidad aparente, contenido de humedad, resistencia a la penetración y al corte, las cuales, a su vez, son consecuencia de la distribución del tamaño de partículas, de la estructura, y de la composición mineral y orgánica presentes en el suelo. Su determinación es sencilla, rápida, y puede hacerse directamente sobre el terreno, permitiendo así realizar un alto número de mediciones que contrarrestan el problema de variabilidad espacial (Nacci y Pla, 1992).

 

La resistencia del cono es un buen indicador de las diferencias de los tratamientos en las condiciones físicas del suelo relevantes para el crecimiento del cultivo, particularmente en combinación con la permeabilidad del aire o la porosidad de aireación (Gómez et al., 1999). Rivas et al. (1998) estudiaron el efecto de la labranza sobre la resistencia mecánica utilizando un penetrómetro de impacto.

 

Según Moreno (2002) la densidad del suelo es afectada significativamente por la humedad a la cual se realiza la determinación, por lo que no la incluye entre indicadores propuestos para medir la degradación física, sin embargo, plantea que donde la densidad del suelo es limitante si se encuentra por encima de 1.25 Mg/m3.

 

La estabilidad de los agregados es un indicador de la calidad del suelo, directamente relacionado con la materia orgánica (Hernanz et al., 2002).

 

Franzluebbers (2002) propone la estratificación del contenido de materia orgánica para valorar la calidad del suelo en diferentes condiciones. La estratificación, en este contexto, es definida como la propiedad del suelo en la superficie dividido por la misma propiedad a una profundidad por debajo de la capa superficial. Por otra parte, la densidad del suelo es considerada un atributo negativo, ya que la alta densidad limita la porosidad y, subsecuentemente, el movimiento del agua y el desarrollo de las raíces. Una baja relación de estratificación puede reflejar el mejoramiento de la calidad del suelo.

 

Entre los indicadores y valores límites propuestos por Moreno (2002) para valorar el estado de los suelos Ferralíticos rojos se encuentran el contenido de materia orgánica (%) en la capa arable, que no debe ser menor de 70 % sobre la base de condiciones vírgenes; mientras el porcentaje de agregados hidroestables (> 0.25 mm), no debe ser menor del 60 %; y el coeficiente de infiltración en la primera hora de observación, no menor de 50mm/h.

 

         2.5.   Lectura de Manejo de suelos

 

MANEJO DEL SUELO

 

1.- INTRODUCCIÓN

 

Se sabe que el olivo, como cualquier otro cultivo, tiene una producción que está muy ligada a la porosidad del suelo o lo que es lo mismo a su mayor o menor grado de aireación.

 

Se puede decir que el laboreo del suelo es una de las faenas de cultivo que se realiza con un mayor grado de empirismo.

 

Hoy sin tener aún ideas muy claras sobre el laboreo, hay corrientes que intentan convencer a agricultores y técnicos que el laboreo tradicional del olivar debe dejarse de utilizar.

 

Lo cual no deja de ser chocante ya que tradicionalmente se ha observado que el trabajo del suelo mejora la producción. Cambiar los conceptos que durante tanto tiempo han sido utilizados y aceptados es posible gracias a la utilización de productos químicos capaces de sustituir o al menos reducir las necesidades de laboreo. Si a ello se añade el incremento del coste de la energía, es evidente que muchas de las labores tradicionales deben ser sustituidas e incluso eliminadas.

 

Como todas las técnicas nuevas  es preciso un tiempo para su adaptación, y a pesar de los juicios y argumentos emitidos es todavía necesaria una larga experimentación que asegure que en cualquier condición, las ventajas de los nuevos sistemas de cultivo son realmente aplicables y que sus conclusiones son reales y no prematuras.

 

Tradicionalmente, con el laboreo se ha buscado:

 

•Actuar sobre la estructura del suelo.

•Controlar el agua en el suelo.

•Controlar la temperatura del suelo.

•Luchar contra parásitos vegetales.

•Enterrar restos vegetales, estiércoles y abonos.

•Aplicar productos fitosanitarios.

•Realizar enmiendas.

 

Las fuerzas que se oponen al trabajo de los aperos en el suelo son:

 

-          Cohesión o resistencia que ofrecen las partículas a su separación.

-           

La cohesión entre las partículas del suelo se debe a la atracción eléctrica entre ellas, a medida que las partículas se humedecen, el agua en forma de película tiende a separarlas, reduciéndose su valor.

 

-          Adherencia o resistencia que oponen las partículas a deslizar entre sí y sobre los aperos.

 

La adherencia del suelo a los aperos se da por fenómenos de tensión superficial. Hasta cierto nivel de humedad el suelo se adhiere más a los útiles de trabajo, aumentando su resistencia al laboreo, la cual crece hasta un valor de humedad tal que el suelo deja de ser un medio sólido.

 

Ambas fuerzas varían en función de la humedad del suelo. La suma de la cohesión y de la adherencia es la resistencia que opone un suelo para su labranza y tiene que ser vencida por los aperos de laboreo.

 

Se presentan puntos de interés agronómico como son:

 

- Límite de retracción (L.R.).

- Límite de plasticidad (L.P.).

- Límite líquido (L.L.).

 

Estos límites marcan cuatro estados del suelo:

-          Duro.

-          Friable o desmenuzable.

-          Plástico.

-          Líquido.

 

Para realizar racionalmente las  labores el conocimiento de este diagrama en un determinado tipo de suelo es de gran interés pues permite predecir su comportamiento.

 

2.- POROSIDAD Y PRODUCCIÓN

 

Hay un concepto imposible de olvidar y es que la productividad del olivar en un suelo depende en gran medida de su densidad aparente, y es por lo que el trabajo del suelo debe ir dirigido a conseguir una densidad óptima.

 

Según las propiedades físicas y químicas de los suelos la densidad  que hace máxima la producción, varía entre límites que van de 0'9 a 1'4 g/cm

 

La compactación origina una escasa porosidad que resulta negativa para la producción. Hay que aclarar que la compactación a la que se hace referencia es diferente de la que habitualmente realizan los rulos sobre suelos con bajo contenido de humedad, y es importante señalar que cuando el suelo tiene un contenido de humedad elevado los trenes de rodadura de los vehículos agrícolas degradan totalmente la estructura del suelo, produciendo una sobrecompactación, pues se sabe que si se coloca una placa cargada sobre un suelo formado por grandes terrones, estos actúan de estructura resistente y transmiten la carga a las capas profundas del suelo.

 

Si el suelo está formado por pequeños terrones y tierra fina, la carga que actúa sobre la placa se reparte por todo el suelo según esferas de diámetro creciente, tangentes a la placa de carga, lo que ocasiona una gran compactación del suelo más intensa mientras más próximo está a la superficie sobre la que se hace presión.

 

Si se retira la carga del suelo se produce una cierta recuperación elástica debida a la reabsorción de agua pero queda en él una deformación permanente que afecta a la macroestructura y es causa de la degradación del suelo.

 

Dicha degradación aumenta a medida que lo hace la presión y según crece su tiempo de aplicación.

 

Esta compactación se intensifica como consecuencia del patinamiento de las ruedas de los vehículos, ya que las fuerzas tangenciales provocadas producen una orientación de las partículas y notable disminución de la porosidad.

 

Aparentemente el efecto de las ruedas queda limitado a una pequeña parte del olivar, la realidad es que del 30 al 80% de la superficie del suelo es transitada por lo menos una vez al año por los vehículos agrícolas, y en algunas zonas elevado número de veces. La zona rodada supera en general el límite superior de densidad aparente y su efecto tarda años en desaparecer.

 

Mientras el efecto de compactación de las ruedas llega a alcanzar profundidades hasta de 70 cm., las cadenas limitan su efecto a la mitad de profundidad.

 

El empleo de ruedas de gran balón reduce la compactación. El empleo de neumáticos radiales incrementa la superficie de apoyo y la doble tracción reparte mejor las cargas del tractor sobre el suelo y ayuda a reducir la compactación.

 

Los ciclos naturales de humectación y desecación del suelo, así como las heladas, producen en ciertos casos una estructura adecuada en el suelo.

 

El perfil del suelo que se considera el más adecuado para el desarrollo no es homogéneo, sino que requiere una diferenciación entre las densidades a diferentes niveles de profundidad.

 

Hay que tener en cuenta el efecto degradante que produce la circulación de vehículos sobre la tierra lo cual es tan importante que en ciertas condiciones el uso de herbicidas puede ser la forma más adecuada de cultivo.

 

El penetrómetro es un útil muy adecuado para el estudio de la densidad del suelo.

 

El estudio de la densidad de un suelo, no puede ser hecho de manera puntual, sino que ha de realizarse con un amplio número de datos que permitan analizar las heterogeneidades del terreno.

 

Es interesante señalar las condiciones necesarias para el desarrollo y el funcionamiento de las raíces, ya que son generalmente idénticas para todos los cultivos.

 

Diversos trabajos indican la influencia de la porosidad y de la composición de la atmósfera del suelo sobre el crecimiento de las raíces, y llaman la atención tres puntos que están en relación con el trabajo del suelo:

 

• La compactación excesiva de un suelo se opone a la penetración de las raíces, siendo este fenómeno tanto más claro cuánto más bajo es el nivel de humedad.

 

Toda compactación del suelo se traduce en una reducción de la porosidad, con lo que se reduce la renovación de la atmósfera del suelo y la actividad y el crecimiento de las raíces. La reducción de la porosidad de un suelo, elimina, de forma importante, la cantidad de aire contenido en él y favorece la ocupación de los poros por el agua cada vez que la tierra se humedece, lo que favorece la asfixia radicular.

 

• Las heterogeneidades del perfil cultural en el sentido vertical pueden tener consecuencias graves para la exploración del suelo por las raíces, ya que estas atraviesan difícilmente las capas compactadas y se deforman al contactar con ellas sobre todo cuando tienen encima una capa de suelo suelto.

 

Además las capas compactadas originan una acumulación de agua en la capa menos porosa y en suelos con estructura inestable, los elementos disociados pueden depositarse reduciendo aun más su porosidad y favoreciendo la formación de capas estratificadas.

 

Un caso muy característico, que origina una fuerte reducción de porosidad son las denominadas suelas, las cuales se crean en el límite de profundidad de trabajo de un útil. En las suelas las raíces principales se detienen y producen emisiones superficiales. Las posibilidades de desarrollo de la planta disminuyen, y la producción del cultivo se reduce.

 

En el caso de suelos que presentan una buena actividad estructural, la nocividad de las suelas de labor tiene poca persistencia.

 

Las suelas se crean muy fácilmente en suelos limosos y pueden ser muy persistentes en suelos arenosos.

 

La influencia de la proporción de materia orgánica debe ser tenida en cuenta; fundamentalmente su estado de descomposición y su

localización en el suelo.

El triturado de residuos en trozos pequeños es muy conveniente.

 

En general se debe tener presente que la tierra no debe estar ni demasiado compacta ni demasiado suelta.

 

En el primer caso la explotación del suelo por las raíces podría verse limitada y no ser suficiente, pues podría haber fenómenos de asfixia en períodos de humedad.

 

En el segundo caso las raíces y sus pelos absorbentes podrían no tener un contacto suficientemente estrecho con las partículas de tierra y no habría una buena absorción de agua y nutrientes.

 

La estructura del subsuelo es frecuentemente penetrable por las raíces, al menos en la zona próxima a la capa arable.

 

La facilidad de penetración de las raíces en el subsuelo depende de su estructura, su textura, su humedad y su nivel de aireación.

 

La sequedad endurece el subsuelo e impide la progresión de las raíces, pero esto también ocurre con la humedad excesiva porque se origina una insuficiencia de aireación y los consiguientes fenómenos de asfixia, es decir, que en el subsuelo tanto la sequía como el exceso de humedad se oponen al descenso en profundidad de las raíces.

 

Para asegurar una cierta longitud de las raíces es preciso un subsuelo suelto y suficientemente profundo.

 

Es preciso tener en cuenta que el olivo es muy tolerante y las posibilidades de absorción de su sistema radical son suficientes como para satisfacer las necesidades de la planta e incluso con sólo una parte de las raíces en condiciones adecuadas, por lo que la planta compensa los defectos de preparación del suelo, y es por lo que las exigencias del cultivo se pueden satisfacer de forma muy variada en cuanto a condiciones de preparación del suelo, y con sistemas muy diferentes pueden ser obtenidas cosechas igualmente elevadas.

 

3.         CONSERVACIÓN DEL SUELO

 

Conservación del suelo, en la agricultura, la ganadería o la silvicultura, es un conjunto de prácticas aplicadas para promover el uso sustentable del suelo.

 

         3.1.   Principales problemas

 

La erosión, la compactación, el aumento de la salinidad y de la acidez del suelo son los mayores problemas relacionados con su manejo inadecuado y podrían tener relación directa con la escasez de alimentos en un futuro no muy distante, resultando en un profundo desequilibrio del sistema productivo, si prácticas correctas no son adoptadas.

 

La población del mundo llega a cerca de seis mil millones de habitantes, obligando a la humanidad a disponer de al menos mil millones de hectáreas agrícolas. Las áreas con un manejo inadecuado reducen significativamente su potencial productivo, por lo cual hoy se trabaja para renovar y acondicionar las técnicas productivas, a la preservación de los recursos naturales y del suelo en particular. Se debe observar que los recursos son limitados, no pudiendo ser desperdiciados.

 

         3.2.   Planificación

 

La planificación técnica previa es importante para la conservación del suelo. Es preciso ver todos los problemas, pues no es suficiente resolver sólo una parte del problema. Se deben considerar también los costos de producción y los precios del mercado, pues la falta de rentabilidad provoca el abandono de las tierras sin cobertura vegetal.

 

Principales prácticas de conservación del suelo Análisis del suelo Sementera de millo (maíz) en Liechtenstein.

 

La agricultura dio un salto cuando se descubrieron y aplicaron los abonos químicos, pero hoy se confronta el problema del aumento de la salinidad de los suelos, provocado por el exceso de abonos. Un análisis previo, en laboratorios especializados, de las características físico-químicas del suelo en función de cada cultivo, permite la aplicación de los fertilizantes adecuados en las cantidades óptimas, evitando los excesos. El movimiento de agricultura orgánica ha avanzado en encontrar y difundir tecnologías que contrarresten las negativas secuelas sobre el suelo de la llamada revolución verde y los agroquímicos Conservación de los organismos del suelo Promover el equilibrio de los organismos beneficiosos del suelo es un elemento clave de su conservación. El suelo es un ecosistema que incluye desde los microorganismos, bacterias y virus, hasta las especies macroscópicas, como la lombriz de tierra.

 

Los efectos positivos de la lombriz son bien conocidos, al airear, al crear drenajes y al promover la disponibilidad macronutrientes.

Cuando excretan, fertilizan el suelo con fosfatos y potasio. Cada lombriz puede excretar 4,5 kg por año.

 

También los microorganismos cumplen un papel vital para la obtención de macronutrientes. Por ejemplo, la fijación de nitrógeno es realizada por bacterias simbióticas. Estas bacterias tienen la enzima denominada nitrogenasa, que combina el nitrógeno gaseoso con hidrógeno, para producir amoníaco, que es convertido por las bacterias en otros compuestos orgánicos. Algunas bacterias nitrificantes tales como Rhizobia, viven en los nódulos de las raíces de las legumbres. Establecen una relación mutualística con la planta, produciendo el amoníaco a cambio de los carbohidratos. Varios hongos desarrollan micorrizas o asociaciones simbióticas con las raíces de plantas vasculares. Estos hongos aumentan la disponibilidad de minerales, del agua, y de alimentos orgánicos a la planta, mientras que extraen a los azúcares y a los aminoácidos de la planta.

 

A menudo hay consecuencias imprevistas e involuntarias del uso de químicos sobre los organismos del suelo. Así cualquier uso de pesticidas se debe emprender solamente después del análisis cuidadoso de las toxicidades residuales sobre los organismos del suelo, así como de los componentes ecológicos terrestres.

 

La erosion hídrica reduce significativamente el potencial de producción en los campos. El agua que escurre decapita el horizonte superior del suelo (el más fértil). En terrenos con pendiente, este problema se evita si se reduce la velocidad del agua con la utilización de canales de evacuación de excedentes hídricos, denominados "terrazas". Las terrazas constan de un canal de intercepción y un lomo de tierra, cruzan la pendiente de tal manera, que el agua que captan es ordenada y encauzada hacia un canal de desagüe que deposita los excedentes fuera del lote con una velocidad no erosiva, pero además de frenar un escurrimiento excesivo estas obras fomentan la infiltración del agua, es decir que aseguran que la mayoría de las gotas de agua que entran a el campo se queden allí, almacenando más agua para el cultivo. La medición de estas obras hidráulicas es llevada a cabo por ingenieros agrónomos y se utilizan para su construcción implementos tales como arados, rastras de discos, palas de arrastres, terraceadores y motoniveladoras. Estas obras previenen la formación de surcos y zanjas, algunos de éstos con un ancho de 20 m y una profundidad de 4 m, dependiendo de la intensidad y longitud de la pendiente.

 

         3.3.   Rotación de cultivos

 

Cada tipo de cultivo tiene sus necesidades y muchas veces lo que falta para uno sobra para el otro. Así, un manejo adecuado de los cultivos resulta en menor necesidad de abonos y de protecciones. Como regla general, es muy beneficioso intercalar leguminosas y gramíneas en un ciclo productivo.

 

         3.4.   Siembra Directa

 

Es probado que es una de las mejores técnicas de conservación de suelos. Se entiende por siembra directa a la siembra del cultivo sobre los restos del cultivo anterior, sin laborear el suelo, de manera que por ejemplo, se abre apenas haciendo una microlabranza en un surco para la semilla y el fertilizante. Se usan sembradoras especiales (de directa) con una batería de discos y cuchillas que realizan la operación en el suelo. Con esta técnica se promueve la conservación del suelo y de su actividad biológica. Una de las principales ventajas es la presencia de cobertura sobre el terreno y la reducción significativa de la compactación de las capas más profundas del suelo, es decir que evita los pisos de arado. Su principal desventaja es un aumento inicial del uso de herbicidas para controlar malezas. Por ello la asesoría de un agrónomo o técnico especializado es fundamental en el proceso. Sin embargo, las ventajas se incrementan cosecha a cosecha, son acumulativas y se trata de un proceso virtuoso para una mejor producción. pero también una siembra directa puede tener muchas enfermedades y muchas plagas, para que esto no suceda primero hay que leer la guía del cultivo que se va a sembrar en forma directa.

 

         4.5.   Explorar sinergias

 

Varias actividades agrícolas son complementarias, pudiendo generar economía de recursos si son bien exploradas. Asociar cultivos anuales con ganadería o la avicultura puede ahorrar energía y abonos y generar beneficios para el agricultor y el medio ambiente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

GLOSARIO

de términos edafológicos

 

Ing. Agr. Juan Fernández de Ullivarri

Ing. Agr. María Florencia Benimeli

Ing. Agr. Mg. Roberto Corbella

1

Glosario de términos edafológicos

 

Ablación:

Arrastre de materiales de la corteza terrestre efectuado por ríos, viento, olas, etc.

Abono verde:

cultivo que se hace para utilizarlo como abono, enterrándolo en el suelo cuando está verde.

Absorción de lujo:

la absorción de nutrientes por las plantas en exceso a sus necesidades de crecimiento. Las concentraciones de lujo presentes en la planta pueden emplearse para su desarrollo posterior.

Ácido húmico:

Dentro de las sustancias húmicas, las de poso molecular y color intermedios, soluble en álcali pero insoluble en ácido.

Ácido fúlvico:

Dentro de las sustancias húmicas, las de peso molecular más bajo y color más claro, soluble en álcali y en ácido.

Actinomicetos:

un término no taxonómico aplicable a organismos con características intermedias entre las bacterias simples y los hongos verdaderos.

Ácuico:

un régimen de humedad del suelo principalmente reductor, casi libre de oxígeno disuelto debido a la saturación con agua subterránea o a su franja capilar y que ocurre en periodos en que la temperatura del suelo, a 50 cm de profundidad, es superior a 5°C.

Aeróbico:

(1) Que tiene oxígeno molecular como parte de su ambiente.

(2) Que se desarrolla sólo en presencia de oxígeno molecular, como los organismos aeróbicos.

(3) Que ocurre sólo en presencia de oxígeno molecular (se aplica a ciertos procesos químicos o bioquímicos, como la descomposición aeróbica).

Agregado estable en agua: un agregado del suelo que es estable a la acción del agua; por ejemplo, al impactode gotas de lluvia o a la agitación en un análisis de cribado con agua.

Agua disponible:

la porción del agua de un suelo que

puede ser absorbida con facilidad por las raíces. Consi-

derada por la mayoría de los investigadores que es rete-

nida en el suelo contra una presión de hasta 15 bares.

Agua higroscópica:

agua adsorbida por un suelo seco de una atmósfera con alta humedad relativa, el agua que queda en el suelo después de “secarlo al aire” o el agua retenida por el suelo cuando se encuentra en equilibrio con una atmósfera de humedad relativa especificada, a una temperatura especificada, usualmente 98% de humedad relativa a 25°C.

Agua subterránea:

la parte de la precipitación total que

en un tiempo dado está pasando o permanece en el suelo

y los estratos subyacentes y que está libre para moverse

por gravedad.

Agua de gravitación:

el agua que se desplaza, al interior,

a través de o fuera del suelo por acción de la gravedad.

Aluvión:

Material detrítico transportado y depositado

transitoria o permanentemente por una corriente de

agua. Puede estar compuesto por arena, grava, limo o

arcilla y es una material no consolidado.

Amonificación:

el proceso químico por el cual se libera

nitrógeno amoniacal de compuestos orgánicos que con-

tienen nitrógeno.

Anaeróbico:

(1) La ausencia de oxígeno molecular. (2) El

desarrollo en ausencia de oxígeno molecular (como el de

las bacterias anaeróbicas). (3) Que ocurre en ausencia de

oxígeno molecular (como en ciertos procesos bioquímicos).

Análisis mineralógico:

la estimación o determinación

de los tipos o cantidades de minerales presentes en una

roca o suelo.

Análisis del tamaño de partículas:

determinación en

una muestra de suelo de las diversas cantidades de se-

parados distintos, usualmente por sedimentación, cri-

bado, micrometría o una combinación de esos métodos.

Anión:

Ión con carga negativa, durante la electrolisis es

atraído hacia en ánodo que se encuentra cargado positi-

vamente.

Antibiótico:

Sustancia producida por una especie de or-

ganismo, que en concentraciones bajas mata o inhibe el

desarrollo de algunos organismos.

Arcilla:

(1) Una fracción del suelo formada por partículas

menores de 0,002 mm de diámetro equivalente. (2) Una

clase de textura.

Arena:

(1) Una partícula de suelo de 0,05 a 2,0 mm de

diámetro. (2) Cualquiera de las cinco fracciones del se-

parado del suelo: arena muy gruesa, arena gruesa, arena

mediana, arena fina, arena muy fina. (3) Una clase de

textura del suelo.

Árido:

un régimen de humedad disponible para las plantas

durante más de la mitad del período acumulativo de tiempo

en que a 50 cm de profundidad la temperatura del suelo

es de más de 5°C y en que no hay periodos de 90 días con-

secutivos en los cuales exista humedad disponible

Aridisoles:

Suelos minerales que tienen un régimen de

humedad árido, un epipedón ócrico, pero no un horizonte

óxico. Es un orden de la taxonomía de suelos de USDA.

Asociación de suelos:

(1) Un grupo de unidades taxo-

nómicas de suelos, definidas y ordenadas, que ocurren

juntas en un patrón individual y característico en una re-

gión geográfica, comparable en muchas formas con las

asociaciones de plantas (llamada a veces “tipo natural de

terreno”). (2) Una unidad cartográfica usada en los

mapas generales de suelos en la cual se combinan dos o

más unidades taxonómicas que ocurren juntas debido a

la escala del mapa o a que el propósito con que se elabo-

ran no requiere la delimitación de los suelos individuales.

Autotrófico:

Organismo capaz de utilizar dióxido de car-

bono y/o carbonatos como la única o principal fuente de

carbono y de obtener energía para la reducción del car-

bono y procesos de biosíntesis de la energía radiante (fo-

toautótrofos) o por oxidación de sustancias químicas

(quimioautótrofos)

Bacterioide:

una forma irregular de las células de ciertas

bacterias. Se aplica en particular a las células hinchadas,

A

B

2

Cátedra de Edafología. FAZ. UNT.

Glosario de términos edafológicos

vacuolas de rhizobium en nódulos de plantas legumino-

sas.

Balance de sal:

La relación entre la cantidad de sales

disueltas que lleva el agua de riego y la cantidad de ellas

retirada en el agua de drenaje.

Bar:

Unidad de presión equivalente a un millón de

dinas/cm

2

.

Barbecho:

la práctica de dejar la tierra sin sembrar y sin

malezas durante cierto período de tiempo para acumular

y retener agua y elementos nutrientes mineralizados.

Barniz de desierto:

Cubierto o capa brillante que se

forma sobre las piedras y la grava en regiones áridas.

Bioma:

Una unidad de comunidad grande, fácilmente

identificable, formada por la interacción de los climas re-

gionales con la biota y los sustratos locales. En un bioma

dado, la forma de vida de la vegetación clímax climática

es uniforme. Así la vegetación clímax del bioma de pas-

tizales es pastizal (gramíneas), aunque las especies do-

minantes de estas puedan variar en las diferentes partes

del bioma.

Biosecuencia:

Una secuencia de suelos relacionados,

que se distinguen entre sí, principalmente por diferencias

en los tipos y número de organismos del suelo como fac-

tor pedogénico.

Bleicherde:

El horizonte A2 de color claro, lixiviado de

los suelos podzol.

Brunizem:

Sinónimo de suelos de pradera.

Caliche: Una capa cercana a la superficie, más o menos

cementada por carbonatos secundarios de calcio o mag-

nesio precipitados de la solución del suelo. Puede ocurrir

como un horizonte del suelo delgado y suave, como una

capa dura y gruesa justamente abajo del solum, o como

una capa superficial expuesta por la erosión.

Caolinita:

(1) un mineral aluminosilicato del grupo con

cristales de látice 1:1; esto es, formado por una capa de

tetraedros de silicio y una capa octaédrica de óxido-hi-

dróxido de aluminio. (2) El grupo o familia 1:1 de alumi-

nosilicatos.

Capa difusa:

Un sistema, que referido al suelo, está for-

mado por la superficie con carga negativa de una partí-

cula y una cantidad igual de contraiones (positivos)

acumulados en el líquido cercano a la superficie de la par-

tícula.

Capa dura:

(formada por presión o inducida) Un hori-

zonte o capa subsuperficial que tiene una mayor densidad

aparente y menor porosidad que el suelo que esta inme-

diatamente arriba o debajo de ella, como resultado de

presión que ha sido aplicada en operaciones normales de

labranza con otros medios artificiales. Llamado pie de

arado o pie de tránsito.

Capa endurecida, genética:

Una capa natural, subsu-

perficial de suelo, de permeabilidad muy baja, con una

alta concentración de partículas pequeñas, que difiere de

las capas que están inmediatamente arriba o debajo de

ella en ciertas propiedades físicas y químicas (Véase clay-

pan)

Capa F:

Una capa de hojarasca parcialmente descom-

puesta, en las que todavía son reconocibles parte de la

estructura de las plantas. Ocurre en los suelos de bosque,

debajo de la capa L del piso del bosque.

Capa freática elevada:

La capa freática de una capa de

suelo saturada, que está separada de una capa inferior

saturada por una capa no saturada.

Capa H:

Capa que se presenta en humus de mor for-

mada por materia orgánica bien descompuesta, de origen

no reconocible.

Capa L (hojarasca):

La capa superficial de suelo del

bosque formada por hojas recién caídas, agujas, ramillas,

tallos, cortezas y frutos. Durante la etapa de crecimiento

esa capa puede ser muy delgada o estar ausente.

Capacidad de campo:

El porcentaje de agua que queda

en el suelo 2 o 3 días después de haberlo saturado y una

vez que el drenaje prácticamente ha cesado (El porcen-

taje se puede expresar en base al peso o volumen)

Capacidad de intercambio:

La carga iónica total del

complejo de adsorción activo en la adsorción de iones.

Capacidad de intercambio de aniones:

La suma total

de aniones intercambiables que puede absorber un suelo.

Se expresa en cmolc/kg

Capacidad de intercambio de cationes (CIC):

La

suma total de cationes intercambiables que puede adsor-

ber un suelo. Se expresa en cmolc/kg

Carga dependiente del pH:

La porción de la capacidad

de intercambio de aniones o de cationes que varía con el

pH.

Carga estructural:

La carga negativa de la superficie de

un mineral de arcilla que es causada por sustitución iso-

mórfica dentro de la capa.

Catena:

Una secuencia de suelos, casi de la misma edad,

derivados de material materno similar y que ocurren en

condiciones climatológicas semejantes, pero con carac-

terísticas diferentes debido a variaciones en relieve y en

drenaje. (Véase climosecuencia y toposecuencia)

Catión:

Ión con carga positiva, durante la electrólisis es

atraído hacia el cátodo que se encuentra cargado negati-

vamente.

Chernozem:

Grupo zonal de suelos formado por un ho-

rizonte A profundo, de color negro o casi negro, rico en

calcio intercambiable, yacente sobre un horizonte transi-

cional de color claro que se encuentra sobre una zona de

acumulación de carbonato de calcio. Ocurre en climas

fríos, subhúmedos, bajo vegetación de pradera de gra-

míneas altas y medianas.

Ciclo del azufre:

La secuencia de transformaciones por

las cuales el azufre de productos tanto orgánicos como

inorgánicos es oxidado o reducido.

Ciclo del nitrógeno:

La secuencia de cambios bioquími-

cos que sufre el nitrógeno, en la cual es usado por un or-

ganismo viviente, liberado al morir, y descomposición del

organismo y convertido a su estado natural de oxidación.

Ciencia del suelo:

La ciencia que trata del suelo como

un recurso natural de la superficie terrestre, compren-

diendo el estudio de la clasificación y cartografía de sue-

los, así como las propiedades físicas, químicas y

biológicas del suelos per se y de esas propiedades con

relación a su manejo para la producción de cosechas.

Agrología.

Cieno:

Material orgánico muy descompuesto en el que

no son reconocibles las partes de plantas. De ordinario

contiene más material mineral y es de color más oscuro

C

3

Cátedra de Edafología. FAZ. UNT.

Glosario de términos edafológicos

que la turba.

Claypan:

Una capa densa, compacta en el subsuelo, que

tiene un contenido de arcilla mucho mayor que el mate-

rial sobrepuesto a ella, e la cual está separado por una

línea bien definida. Constituida durante la formación del

suelo por el movimiento hacia debajo de la arcilla o por

síntesis de la arcilla in situ. Las capas duras de arcillas,

por lo general son duras cuando están secas y plásticas

y pegajosas cuando están mojadas. También, de ordina-

rio impiden el movimiento del agua y del aire, así como

el desarrollo de las raíces de las plantas.

Climosecuencia:

Una secuencia de suelos relacionados

que difieren entre sí en ciertas propiedades, debido prin-

cipalmente al efecto del clima como factor de formación

del suelo.

Clinosecuencia:

Un grupo de suelos relacionados que

difieren entre sí en ciertas propiedades, debido principal-

mente a la inclinación de la pendiente en que se forma-

ron. (Véase toposecuencia)

Clorosis:

Una condición de la planta que resulta de la

falta de desarrollo de la clorofila originada por la deficien-

cia de un nutriente esencial. En las plantas cloróticas, el

color de las hojas varía desde verde claro a amarillo y

hasta blanco.

Coloide:

El término coloide se usa para referirse a ma-

teria tanto orgánica como inorgánica que tiene partículas

de tamaño muy pequeño y gran superficie específica.

Coluvio:

Un depósito de fragmentos de roca y de mate-

rial de suelo acumulado en la base de pendientes pro-

nunciadas como resultado de la acción de la gravedad.

Compuestos de amortiguación del suelo:

La arcilla,

la materia orgánica y los compuestos tales como carbo-

natos y fosfatos que permiten al suelo resistir cambios

considerables de pH.

Concreción:

Una concentración local de un compuesto

químico, como carbonato de calcio u óxido de hierro, en

forma de grano o nódulo, de tamaño, forma, dureza y

color variable.

Conductividad hidráulica:

Una expresión de la facilidad

del agua para fluir a través del suelo en respuesta a cierto

gradiente de potencial de agua.

Consistencia:

(1) La resistencia de un material a la de-

formación o ruptura. (2) El grado de cohesión o de adhe-

sión de la masa del suelo.

Contacto lítico:

El límite entre el suelo y el material con-

tinuo, coherente, subyacente,. El material subyacente

debe tener la cohesión suficiente como para que no re-

sulte práctico manejarlo con pala. Si es mineral debe

tener una dureza de 3 o más (Escala de Mohs). Los trozos

de tamaño de grava que puedan desprenderse del mismo

no deben dispersarse al agitarlos durante 15 horas en

agua o en solución de hexametafosfato de sodio.

Contacto paralítico:

Similar al contacto lítico, excepto

que el material mineral que está debajo de la zona de

contacto tiene una dureza de menos de 3 (Escala de

Mohs) y que los trozos de tamaño de grava que puedan

desprenderse se dispersan parcialmente dentro de una

lapso de agitación de 15 horas en agua o en solución de

hexametafosfato de sodio.

Criíco:

Un régimen de temperatura del suelo, con tem-

peratura media anual mayor a 0 °C, pero menor de 8 °C,

una diferencia de 5 °C entre la temperatura medial del

suelo en verano y en invierno, a 50 cm de profundidad,

temperaturas frías en verano.

Croma:

La pureza, la fuerza o saturación relativas de un

color; directamente relacionadas con la dominancia de la

longitud de onda de la luz determinante e inversamente

relacionado con la coloración gris. Una de las tres varia-

bles del color.

Cronosecuencia:

Una secuencia de suelos relacionados,

que difieren entre sí en ciertas propiedades, debido prin-

cipalmente al factor tiempo como factor de formación del

suelo.

Crotovina:

Antigua galería formada por animales en el

horizonte del suelo, que ha sido llenada con materia or-

gánica o material de otro horizonte (krotovina)

Cultivo con mantillo:

Un sistema de cultivo en el cual

los residuos orgánicos no se entierran o mezclan en

forma alguna con el suelo, sino que se dejan en la super-

ficie para formar una cubierta o mantillo.

Cultivo de cubierta:

Un cultivo que se hace para cubrir

la superficie del suelo, a fin de reducir la erosión y la li-

xiviación, sombrear el terreno y protegerlo de la conge-

lación y levantamiento excesivos.

Cutanes:

También llamados clay-skins. Un revestimiento

que ocurre sobre una superficies natural del suelo (agre-

gados, poros o partículas), generalmente compuesta de

partículas finas (por ejemplo arcilla) que fueron traspor-

tadas hacia abajo a través del suelo.

Deflación:

La eliminación de partículas finas del suelo

por el viento.

Deflocular:

(1) Separar los componentes individuales de

partículas compuestas, por medios físicos y/o químicos.

(2) Ocasionar que las partículas de la fase dispersa de un

sistema coloidal se suspendan en el medio de dispersión.

Densidad aparente del suelo (DA):

La masa del suelo

seco por unidad de volumen aparente. El volumen aparente

se determina antes de secar a peso constante a 105 °C.

Densidad de la carga superficial:

El exceso de carga

positiva o negativa por unidad de área superficial de suelo

o de mineral del mismo.

Densidad de las partículas (DP):

La masa de las par-

tículas del suelo por unidad de volumen. En el trabajo

técnico generalmente se expresa en gramos por centí-

metro cúbico.

Depósitos glacio-fluviales:

Minerales movidos por los

glaciares y subsecuentemente separados y depositados

por las corrientes que fluyen del hielo en la fusión. Los

depósitos están estratificados y pueden presentarse

como planicies de acarreo, deltas, kames, eskers, y te-

rrazas de kame.

Deslizamiento (creep):

Movimiento lento en masa de

suelo y material de suelo por una pendiente relativa-

mente empinada, en general, por influencia de la grave-

dad, pero facilitado por la saturación con agua y la

alternación de congelación y deshielo.

Desnitrificación:

La reducción bioquímica de nitrato o

nitrito a nitrógeno gaseoso, ya sea como nitrógeno mo-

lecular o como óxido de nitrógeno.

Detrito:

Material suelto o sedimento. Son los productos

D

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Glosario de términos edafológicos

de la erosión, el transporte, la meteorización física y quí-

mica. Un material detrítico muy conocido son las arcillas.

Diagnóstico foliar:

una estimación de las deficiencias

(o excesos) de nutrientes minerales de las plantas ba-

sada en el examen de partes seleccionadas de las mis-

mas, así como en el color y características de desarrollo

de sus hojas.

Diatomeas:

Algas con paredes celulares silíceas que

después de la muerte persisten como esqueletos. Cual-

quiera de las algas microscópicas unicelulares o colonia-

les que forman la clase Bacillariaceae. Ocurren en

abundancia en aguas dulces y saladas, y sus restos están

ampliamente distribuidos en los suelos.

Difusión de nutrientes:

El movimiento de los nutrientes

en el suelo que conduce a que exista un gradiente de

concentración.

Dispersar:

(1) Romper partículas compuestas, como

agregados, en sus partículas componentes indiciduales.

(2) Distribuir o suspender partículas finas, como de arci-

lla, en o a través de un medio de dispersión, como agua.

Duff mull:

Un tipo de humus de bosque transicional

entre mull y mor; capas H y F así como el horizonte A1.

Durinodos:

Nódulos del suelo débilmente cementados a

endurecidos, cementados son SiO

2

. Los durinodos se

desbaratan en KOH concentrado, después de tratarlos

con HCl para eliminar carbonatos, pero no se deshacen

al tratarlos solamente con HCl concentrado.

Duripán:

Un horizonte de suelo mineral que esta cemen-

tado por sílice, usualmente en sus formas de ópalo o mi-

crocristalinas, hasta el punto que los fragmentos secados

al aire no se deshacen en agua o en HCl. Un duripán

puede tener también un cementante accesorio, como

óxido de hierro o carbonato de calcio.

Ecología:

La ciencia que trata de las interrelaciones de

los organismos y su medio ambiente.

Ecosistema: Una comunidad de organismos y del medio

en que viven.

Edáfico:

(1) De o perteneciente al suelo. (2) Resultante

de o influido por factores inherentes al suelo o por otras

sustancias presentes en el mismo, en vez de serlo por

factores climáticos.

Eficiencia de riego:

La relación entre la cantidad de

agua consumida efectivamente por los cultivos de una

zona con la cantidad de agua desviada de la fuente de

riego de la misma.

Eluviación:

La eliminación de material de suelo en sus-

pensión (o en solución) de una capa o capas del suelo.

(Por lo general, a la pérdida de material en solución se

llama “lixiviación”)

Endotrófico:

Que se nutre o recibe su nutrimento del in-

terior, como los hongos y sus hifas que reciben nutrición

de las raíces de las plantas en una asociación micorrízica.

Entisoles: Suelos minerales que en 1 m de espesor desde

la superficie no tienen horizontes pedogenéticos definido.

Es un orden de la taxonomía de suelos de USDA.

Erosión:

(1) El desgaste de la superficie del suelo por

agua corriente, viento, hielo u otros agentes geológicos,

incluyendo procesos como el deslizamiento gravitacional.

(2) Desprendimiento y movimiento del suelo o roca por

el agua, viento, hielo o gravedad.

Escurrimiento:

La parte de la precipitación que cae en

una zona y que es descargada de la misma mediante co-

rrientes o cauces. La porción que se pierde sin penetrar

al suelo se llama escurrimiento superficial; y la que entra

al suelo antes de llegar a un cauce es denominada escu-

rrimiento de agua subterránea o flujo de infiltración.

Estructura cristalina:

La disposición ordenada de los

átomos en un material cristalino.

Estructura del suelo:

La combinación o arreglo de las

partículas primarias de suelos en partículas secundarias,

unidades o peds. Esas partículas secundarias pueden

estar o no arregladas en el perfil de manera de formar

un patrón característico. Las unidades secundarias se ca-

racterizan y clasifican con base en su tamaño, forma y

grado de desarrollo.

Evapotranspiración:

La pérdida combinada de agua de

una superficie dada y en un tiempo determinado por eva-

poración de la superficie del suelo y por transpiración de

las plantas.

Extracto de saturación:

La solución que se extrae del

suelo cuando éste contiene agua a su porcentaje de

saturación.

Familia de suelos:

Una categoría de la clasificación ta-

xonómica de suelos.

Fase de suelo:

Una categoría de la clasificación taxonó-

mica de suelos. Ésta categoría tiene características que

afectan el uso y manejo del suelo, pero que no varían lo

suficiente como para diferenciarla de otro tipo. Una va-

riación en propiedades o características como grado de

pendiente, grado de erosión, contenido de piedras, etc.

Fertilizante: Cualquier material orgánico e inorgánico, de

origen natural o sintético que se añade al suelo para pro-

porcionar uno o más elementos esenciales para el creci-

miento de la planta.

Fijación:

El proceso de conversión de un elemento del

suelos esencial para las plantas de una forma fácilmente

disponible a otra menos disponible.

Fijación de amonio:

La adsorción de iones de amonio

(NH

4+

) por la fracción mineral del suelo en formas que no

pueden reemplazarse por una solución neutral de sal de

potasio (Por ejemplo 1N de KCl)

Fijación de nitrógeno:

La conversión biológica de dini-

trógeno molecular (N2) a combinaciones orgánicas o a

formas utilizables en procesos biológicos.

Flujo-masa (de nutrientes):

El movimiento de solutos

asociado con el movimiento neto de agua.

Fosfato intercambiable:

El anión fosfato fijado en

forma reversible a la superficie de la fase sólida del suelo,

en forma tal que puede entrar en solución por reacciones

de equilibrio aniónico con isótopos de fósforo o con otros

aniones de la fase líquida, sin que entre en solución la

fase coloidal a la que fue fijado.

Fragipán:

un horizonte subsuperficial, natural, que tiene

una densidad aparente elevada con relación al solum que

está arriba del mismo, al parecer cementado cuando está

seco, pero cuando está húmedo presenta una fragilidad

F

E

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Cátedra de Edafología. FAZ. UNT.

Glosario de términos edafológicos

de todos sus horizontes y que se extiende hasta la roca

madre.

Pergélico:

un régimen de temperatura del suelo, con

temperatura media anual del suelo de menos de 0 °C.

Hay presencia de permafrost.

Permafrost:

(1) material permanentemente congelado

que está debajo del solum. (2) un horizonte del suelo

permanentemente congelado.

Peso equivalente (de un colide del suelo):

El peso

de un colide de arcilla u orgánico que tiene una capacidad

de combinación a 1 átomo gramo de hidrógeno.

Piroclasto:

Fragmento sólido de material volcánico arro-

jado al aire durante una erupción.

Planicies aluviales (o de inundación):

Las tierras que

bordean una corriente de agua, formada por los sedimen-

tos de las aguas de inundación y expuestas a inundarse

cuando crecen las corrientes.

Planosoles:

Gran grupo de suelos intrazonales, formado

por suelos con horizonte superficial eluviados yacentes

sobre el horizonte B más fuertemente iluviado, cemen-

tado o compactado que en suelos normales.

Plantas indicadoras:

plantas características de las con-

diciones específicas de un suelo o sitio. Ej. Jume, cachi-

yuyo, suncho (salinidad, cola de zorro (anegamiento).

Plintita:

una mezcla no endurecida de óxidos de hierro

y aluminio, arcilla, cuarzo y otros diluyentes que por ge-

neral se encuentran formando patrones de placas poligo-

nales o reticuladas. Al estar expuesta a mojadura y

secado repetidos, la plintita cambia en forma irreversible

a capas endurecidas de siderita o a formar agregados

irregulares.

Podzol:

Gran grupo de suelos zonales constituido por

suelos formados en climas de templado-frío a fríos, hú-

medos, bajo condiciones de bosque de coníferas o misto

de coníferas y deciduas, caracterizados en particular por

un horizonte A2 altamente lixiviado, de color gris-blan-

quecino (podzol)

Porcentaje de cationes intercambiables (PCI):

El

grado en que el complejo de adsorción del suelo es ocu-

pado por un catión en particular. Se expresa como sigue:

PCI = Catión intercambiable/CIC x 100

Porcentaje de humedad gravimétrico:

el contenido

de humedad expresado en porcentaje del peso del suelo

secado en horno. Ej. 45 gr de agua/100 gr de suelo

Porcentaje de humedad volumétrico:

la proporción

entre el volumen total del agua del suelo con el volumen

total aparente del mismo. Ej. 45 cm

3

de agua/100 cm

3

de

suelo.

Porcentaje de saturación con bases:

El grado en el

cual el complejo de adsorción del suelo está saturado con

cationes intercambiables distintos al hidrógeno. Se ex-

presa como porcentaje de la capacidad total de intercam-

bio de cationes.

Porcentaje de sodio intercambiable (PSI):

El porcen-

taje de la capacidad de intercambio de cationes (CIC) del

suelo ocupado por sodio. Se expresa como sigue:

Potasio intercambiable:

El potasio que es retenido por

el complejo de adsorción del suelo y es fácilmente inter-

cambiado con el catión de soluciones de sales neutras no

potásicas.

Potencial de agua del suelo:

La cantidad de trabajo

que debe efectuarse por cantidad unitaria de agua pura

a fin de transportar reversible e isotérmicamente una

cantidad infinitesimal de agua de un depósito de agua

pura , a una altura especificada y a presión atmosférica,

hasta el agua del suelo (en el punto de consideración). El

potencial total del agua del suelo tiene los siguientes

componentes: potencial mátrico, potencial presión, po-

tencial osmótico y potencial gravitatorio.

Productividad del suelo:

Es la capacidad del suelo, en

su ambiente normal, para producir una planta o una se-

cuencia de plantas especificadas, con un sistema deter-

minado de manejo. La limitante “especificada” es

necesaria, ya que ningún suelo puede producir con el

mismo éxito todos los cultivos, ni un solo sistema de ma-

nejo producir los mismos efectos en todos los suelos. La

productividad pone de resalto la capacidad del suelo para

producir cosechas y debe expresarse en términos de ren-

dimiento de las mismas.

Punto de Marchitez:

Contenido hídrico en que las plan-

tas no halófitas se marchitan permanentemente en una

atmósfera saturada de humedad. Normalmente está en

equilibrio con una succión de 1500 kpa.

Quelato:

Estructura molecular en la que los iones metá-

licos se hallan unidos a un compuesto orgánico. Entre las

propiedades más importantes de los quelatos se encuen-

tran su alta solubilidad en agua, el poseer resistencia a

la biotransformación y su capacidad de formar complejos

no tóxicos a partir de metales tóxicos.

Reconocimiento de suelos: Es el examen, descripción sis-

temática y la construcción de un mapa de suelos de la

zona. Se clasifican de acuerdo con el tipo e intensidad del

estudio de campo.

Regolita:

El manto no consolidado de roca intemperi-

zada y material de suelo de la superficie terrestre. Mate-

riales térreos sueltos sobre la roca sólida.

Regosol:

Cualquier suelo azonal, sin horizontes genéti-

cos definidos, que se desarrolla a partir de o sobre depó-

sitos minerales suaves, como arena, loess o acarreo

glacial.

Regur:

Grupo intrazonal de suelos calcáreos, oscuros,

ricos en arcilla, principalmente montmorillonítica y for-

mados en su mayor parte por rocas pobres en cuarzo.

Relación carbono-nitrógeno: La relación del peso del car-

bono orgánico al peso del nitrógeno total (formas mine-

rales y orgánicas) en el suelo o material orgánico

(animales o vegetales)

Relación de adsorción de sodio (RAS):

Una relación

entre el sodio soluble y los cationes solubles divalentes,

que puede usarse para predecir el porcentaje de sodio in-

tercambiable de un suelo equilibrado con una solución

dada. A diferencia del PSI se mide en la solución del suelo

y no en el complejo de cambio como el PSI. Se define

como:

Q

R

10

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Glosario de términos edafológicos

Suelo plástico:

Un suelo que puede ser moldeado o de-

formado continua o permanentemente en varias formas,

con presión relativamente moderada.

Suelo salino:

Un suelo no sódico que contiene suficiente

sal soluble como para reducir su productividad. La con-

ductividad eléctrica del extracto de saturación es de > a

4 dS (decisiemens) por metro a 25 °C (anteriormente se

utilizaba el mmho/cm)

Suelo salino-sódico:

Un suelo que contiene una com-

binación de sales solubles y una cantidad de sodio inter-

cambiable suficiente para interferir con el desarrollo de

la mayoría de las plantas cultivadas. La conductividad

eléctrica es > a 4 dS/m y el PSI es > a 15%. El pH es 8,5

o menos en la pasta del suelo satrado.

Suelo secado en horna:

Es el suelo que ha sido secada

en horno a 105 °C hasta llegar a peso constante.

Suelo sódico:

Un suelo que contiene suficiente sodio in-

tercambiable como para interferir con el crecimiento de

la mayoría de las plantas cultivadas. PSI > a 15%.

Suelo de desierto:

Un grupo de suelos zonales for-

mado por suelos que tienen un horizonte superficial

muy delgado, de color claro, que puede ser vesicular

y que de ordinario tiene abajo material calcáreo. Se

forman en regiones áridas con vegetación dispersa de

arbustos.

Suelo de gley:

suelo desarrollado en condiciones de mal

drenaje, que conducen a la reducción del hierro y de

otros elementos y a la producción de un color gris y

motas.

Suelos de pradera:

Gran grupo de suelos zonales com-

puesto por suelos formados en regiones templado-frías a

templadas, bajo vegetación de gramíneas altas.

Suelos de tundra:

Gran grupo de suelos zonales for-

mado por suelos que tienen capas turbosas de color

pardo oscuro situadas sobre horizontes grisáceos mote-

ados de color rojo herrumbroso, con un sustrato conti-

nuamente congelado. Formado en climas frígidos,

húmedos, con mal drenaje y vegetación nativa de mus-

gos, líquenes y algunas fanerógamas y arbustos.

Suelos de turba:

Suelos orgánicos que contienen más

de 50% de materia orgánica.

Suelos zonales: Suelos que tienen características bien

desarrolladas que reflejan la influencia de factores activos

de génesis de suelos: clima y organismos vivos, princi-

palmente la vegetación.

Sustancias húmicas:

Comprenden entre el 60 y 80 %

de la materia orgánica del suelo. Son grandes moléculas

de peso molecular elevado y composición variable, de

color oscuro y amorfas. Son los materiales orgánicos más

resistentes al ataque microbiano.

Sustancias no húmicas:

Comprenden entre el 20 a

30% de la materia orgánica del suelo. Son menos com-

plejas y menos resistentes que las sustancias húmicas.

Son moléculas específicas con propiedades físicas y quí-

micas definidas (ej. Polisacáridos, poliurónidos, ácidos or-

gánicos)

Sustitución isomórfica:

La sustitución de un átomo por

otro de tamaño similar en el latis de un cristal sin desor-

ganizar o cambiar la estructura cristalina del mineral.

Talud detrítico: fragmentos de roca y otros materiales del

suelo acumulados, por acción de la gravedad, al pie de

los precipicios o pendientes fuertes.

Termosecuencia:

Una serie de suelos relacionados que

difieren entre sí principalmente por efecto de la tempe-

ratura como factor de formación de suelos.

Tierra diatomácea:

Un depósito geológico de material

silíceo, grisáceo, fino, formado principal o totalmente por

restos de diatomeas.

Toposecuencia:

Una secuencia de suelos relacionados,

que difieren entre sí principalmente por la topografía

como factor de formación de suelos.

Topsoil:

(1) la capa del suelo que se mueve con la la-

branza. (2) El horizonte A. (3) Material de suelo supues-

tamente fértil que se usa para revestir taludes y formar

jardines y prados.

Tórrico:

Un régimen de humedad del suelo definido igual

que el régimen árido, pero usado en una categoría dife-

rente de la taxonomía de suelos.

Truncado:

Suelo que ha perdido todo o parte del hori-

zonte o los horizontes superiores.

Tuff:

Ceniza volcánica usualmente más o menos estrati-

ficada y en diversos estados de consolidación.

Tundra:

Una planicie ondulada o plana, sin árboles, ca-

racterística de las regiones árticas.

Turba:

Material de suelo no consolidado formado princi-

palmente por materia orgánica no descompuesta o sólo

ligeramente descompuesta, acumulada en condiciones de

humedad excesiva.

Údico:

Un régimen de humedad del suelo en el cual el

terreno no está seco durante 90 días acumulativos ni por

60 días consecutivos en los 90 días siguientes al solsticio

de verano, cuando la temperatura del suelo a 50 cm de

profundidad es mayor de 5 °C.

Ultisoles:

Suelos minerales que tienen un horizonte ar-

gílico con una saturación de bases menor de 35% medida

a pH 8,2. Los ultisoles tienen una temperatura media

anual del suelo de 8 °C o mayor. Es un orden de la taxo-

nomía de suelos de USDA.

USDA:

Departamento de agricultura de Estados unidos.

Uso consuntivo:

El agua usada por las plantas en la

transpiración y el crecimiento, más la pérdida de vapor

de agua del suelo o nieve adyacentes o de la precipitación

interceptada en un período de tiempo especificado. Ge-

neralmente se expresa como el equivalente en una capa

de agua libre por unidad de tiempo.

Ústico:

Un régimen de humedad del suelo intermedio

entre los regímenes árido y údico, común en regiones

templadas subhúmedas o semiáridas, o en regiones tro-

picales o subtropicales con clima de monzón. Tienen una

cantidad de agua limitada disponible para las plantas, que

está presente cuando la temperatura del suelo es óptima

para el crecimiento de las plantas.

Value:

La intensidad o tenuidad relativas del color, que

aproximadamente es una función de la raíz cuadrada de

la cantidad total de luz. Una de las tres variables del color.

Varva:

una franja marcada y distintiva que representa

T

U

V

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Glosario de términos edafológicos

en los materiales sedimentarios el depósito anual irres-

pectivamente de su origen y de ordinario formada por

dos capas, una gruesa de color claro, de limo y arena fina

y la otra delgada, de color oscuro de arcilla.

Vegetación halófita:

la vegetación que requiere o tolera

un ambiente salino.

Vertisoles:

Suelos minerales que tienen un 30% o más

de arcilla, grietas profundas y anchas cuando están

secos, y microrelieve de gilgai que intersecta slickensides

o agregados estructurales en forma de cuña, inclinados

respecto al plano horizontal. Es un orden de la taxonomía

de suelos de USDA.

Xerófitas:

Plantas que crecen en suelos o materiales del

suelo extremadamente secos.

Zona moteada:

Una capa marcada con manchas o man-

chones de tonos o colores diferentes. El patrón de mote-

ado y el tamaño, abundancia y contraste de color de las

moteaduras pueden variar considerablemente y se debe

especificar en la descripción del suelo.

BIBLIOGRAFÍA

BRADY, N.C. and WEIL

, R.R. 2002. The nature and

properties of soil.

CONTI, MARTA

. 1998. Principios de Edafología con

énfasis en suelos argentinos. 1era Edición. Orientación

Gráfica Editota. S.R.L. 321 páginas.

SOIL SURVEY STAFF.

1999, Soil Taxonomy. Second

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